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DE DENUNCIAS Y CALENTONES




Siempre había creído que esto de aparecer en la prensa era cosa que solo les ocurría a famosas, famosillas y otras señoras que, por haber fornicado con el torero de turno, habían saltado al mundo del colorín para solaz y alegría de todas esas personas que, como yo, lo admito, devoramos las vidas ajenas con fruición y entusiasmo. ¡¡Pues no habré llorado yo veces con las obras, milagros y desventuras de Belén Esteban¡¡. Esa sufrida madre que tiene que aguantar una cruz casi tan grande como la mía.


Pero estos días me he dado cuenta de que cualquiera podemos ser objeto de ser perseguidos y yo misma, una mujer humilde, sin ningún afán de notoriedad, ha visto su nombre mancillado en un periodicucho del tres al cuarto. Que ya les digo yo que eso que cuentan son falacias y mentiras. Lo que ocurre es que la envidia es muy mala y esa perra judía, esa vecina que no da su nombre, esa alma caritativa, ha contado lo que ha querido o, más bien, ha imaginado su mente calenturienta. ¡Pero que mala es la envidia¡ Como bien decía mi abuela, que tenía la sabiduría del pueblo, "si la envidia fuese tiña...", pues eso, la deslenguada esta sería una tiñosa de tomo y lomo.

Lo cierto es que yo me dirigía a misa, como cada tarde, no porque yo sea una beata, que ya he dejado claro que los años pasados junto al cabestro me curaron de espanto y me vacunaron contra cualquier sermón eclesiástico, sino más bien por ese gusto malsano que siento al ver a un hombre con sotana. Y es que en el pueblo tampoco hay mucho que ver y una ha de alegrar la vista aunque solo sea unos momentos deleitándose en la observación de un alzacuellos.
Yo acudo a misa y dejo volar la imaginación y por un ratito imagino escenas lujuriosas con Don Ulpiano y así me marcho a casa relajada y contenta y con un aura de iluminada que hasta santa parezco, con la conciencia tranquila y con el cuerpo algo alborotado, eso si.
Pero la noche de autos, como dicen en las series policiacas, llegué un poco antes de que diera comienzo la misa y, como me extrañó no encontrar al cura, me acerqué a la Sacristía por si le hubiese ocurrido algo. Ultimamente le noto algo alterado. Cuando me ve le cuesta respirar y la cara se le pone roja como un pimiento. Yo, que he leído cosas sobre medicina, me preocupé por su saturación de oxígeno, al ver como se alteraba al verme entrar en la sacristía. Porque, allí estaba él, vistiendose con sus ropas para dar misa.


No voy a negar que mis instintos de hembra se despertaron a un tiempo viendo al pater, a medio vestir, y resoplando como un toro en plena lucha. Lo cierto es, que temiendo yo se me desplomase al suelo por una insuficiencia respiratoria, me ofrecí a ayudarle desabrochandole el alzacuellos y soplándole en la cara para refrescarlo.

El pobre hombre, viendo que se ahogaba, me pedía que lo auxiliase y yo, que no sigo los dictados de la iglesia, pero que soy buena cristiana, me dispuse a darle un buen masaje cardiaco y a hacerle la respiración boca a boca, como cualquier alma caritativa hubiese hecho en tremendo momento.

Lo cierto es que no aún no consigo entender que fue lo que me ocurrió pero algo se despertó en mi interior. No se si fué la manera en la que él agitaba su lengua en mi boca o la celeridad con la que su miembro viril se convertía en una roca mientras se apretujaba contra mi cuerpo. La pura verdad es que, de buena gana, lo hubiese montado allí mismo para resucitarlo y arrancarselo de las garras a la parca, porque a mi me parecía que aquel hombre iba a cascarla de un momento a otro. Sus ojos miraban fijos, suplicantes, mientras sus manos se aferraban a mi culo para que no me separase de él.

De nada sirvió explicarle a la vecina chismosa que nos denunció que yo solo quería salvarle. Que le estaba administrando mis conocimientos de primeros auxilios. La muy puerca, nada más vernos en el suelo, salió corriendo por la iglesia, a voz en grito, diciendo que la Porquera estaba mancillando la casa de dios y que, en un ataque de lujuria, estaba abusando del cura. Pobre infeliz.

Lo cierto es que el revuelo armado por esa arpía alertó a las fuerzas vivas del pueblo, o lo que es lo mismo, a la benemérita, que se presentó de ipsofacto en la iglesia, seguido por una caterva de cotillas, ávidas de chismorreos con los que llenar sus vacías y aburridas vidas e insulsas camas.

Y las cosas no han sucedido como ese panfleto reaccionario ha publicado en sus páginas. Que yo me encontraba administrándole los primeros auxilios, en el suelo, eso si. Que yo entiendo que, a bote pronto, la imagen nuestra pudiese llevar a error, pero lo suyo es preguntar primero.

Lo cierto es que Don Ulpiano parecía estar recuperándose cuando, sin saber de donde venían, se abalanzaron sobre mi dos jovenzuelos fornidos, vestidos de verde. Me llevaron presa a las dependencias de la Guardia Civil y no con un comisario, como dicen esos sátrapas embusteros.

Y no, no me fugué con el Comandante del Cuartel. Dios me libre. No quiero tratos con la Guardia Civil, y no porque haya tenido problemas con la ley, sino porque bastante tuve con sufrir al hermano del cabestro, que pertenecia al cuerpo y bien que se aprovechó del uniforme para cometer todo tipo de tropelías.
Y perdonenme ustedes que les deje con la historia a la mitad pero es que estoy escuchando gruñir a mis cerdos pidiendo su ración de comida. Prometo regresar en breve para seguir dando habida cuenta de esta historia y de otras.
Continuará....

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10 comentarios:

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡Ay, Doña Salustiana, esta es una vida de perras!, he dicho "perras", en femenino, useasé de cotillas, beatorras, víboras, capillitas, chupacirios... ¡Mejor chupársela a Don Ulpiano, ¿a que sí?... Pero empecemos por el principio, que tengo unos cuantos minutos por delante y aprovécholes: Me lo ha puesto muy difícil usted para leer las primeras palabras del post, todas las letrillas ahí trepando por la foto, las palabras descompuestas, todo muy antiestético, coño, que con tanta foto de curitas metrosexuales parece el post un calendario de la Conferencia Episcopal. ¡Sea usted más seria, hostias, pónganos una foto de Don Ulpiano en pelota picada, que seguro que los blogueros gays se lo agradecen!... Y no me diga usted que no aprovechó para tirarle fotos con el móvil cuando el calentón que nos narra. Quizá la postura de urgencia la puso nerviosa y no dio con el móvil. Pues es usted la primera persona en Spain que no da a conocer a la basca internáutica sus polvos o achuchones salvajes. Y ahora le voy a contar algo que es muy cierto, me lo ha recordado su historia con Don Ulpiano y la intervención de la beata. El que da vida a Obdulio escuchó una vez el relato de un compañero cómico (y músico, era batería) de lo que le pasó en un pueblo. Lo gracioso empieza con que este hombre era físicamente deplorable, enano, cojo y jorobado, no exagero un ápice, pero con una gracia enorme (en los fines de fiesta del teatro, al acabar la comedia, divertía al público con sus monólogos)y tremendamente putero, tenía la habilidad de llevarse a la tía que le gustaba al huerto, e incluso rechazaba a chicas por no encontrarlas lo suficientemente agraciadas. Pues bien, en cierta ocasión, en un pueblo en donde actuaba la compañía (teatro portatil, de carpa, de repertorio)le sorprendieron con una moza del lugar revolcándose en un trigal,
y ahora viene lo bueno: Existía antes, al parecer, una cosa que se llamaba "amonestación" o algo así, que era un panfleto condenatorio que se clavaba en la puerta de la iglesia, y el bueno de mi amigo sorprendiose al verse reflejado al día siguiente en el papelillo, que decía algo así como: "Ayer fueron vistos pecando de lujuria, etc., etc..." Como los videos de internet pero en versión clásica.
¡Besitos a sus marranitows, Doña Salus!

SALUSTIANA dijo...

Jajaja, para que luego digan¡ si es que la suerte de la fea la suerte la desea¡¡ bueno, en este caso el feo¡¡
Pues si, cotillas ha habido siempre y envidiosos más. Ahora está internet y los programas del corazoneo, y antaño estaba la puerta de la iglesia para dar noticia de todos aquellos que pecaban. Y es que las iglesias siempre han estado repletas de "porteras" envidiosas¡¡ Como ves cambian las tecnologias pero la gente sigue siendo igual¡¡
Por cierto, lo de las letrillas es que no sabía como quitarlo. Ya ves, soy una negada con esto de los interneses¡¡¡
Besos de mis puercos¡¡¡

Ál dijo...

Consternado estoy con la imagen de verla a usted cualquier día de cadena en cadena siendo vituperada y diseccionada en vivo por mor del share sin criterio.

Conserve su intimidad para sus lectores, cariño incondicional como el nuestro no hallará en el frío papel cuché ni en la efímera fama de segunda.

mis respetos a sus chanchos.

Pd: a ver si hoy puedo conciliar el sueño sin que me asalte la duda, yo que me confieso ateo, de tomar los hábitos.

Capazorros dijo...

Reze tres Ave marias y dos Padre nuestros y medio y pelillos a la mar.
Me alegro volver a "verla".
Ora pro nobis.

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡¡Prrraaaafffsssss...!!
Akí eztá mi mierda calentita, Doña Salus. ¡Jo, que plastón más gordo!
La foto de los cochinicos eztá mu guapa. Vístalos usted un día de primera comunión y ya verá que encanto de criaturas. ¡Hala, los marranicos de marineritos, ké chulis!
¡Un apretón mu fuerte en sus tetazas, Doña Salus!
¡¡Prrroooggffsss...!...
Jo, otra vez, tengo las tripitas sueltas hoy.

Marcelo dijo...

Dopa Salustiana: por primera vez en mi vida pecadora he visto la luz, y me han entrado ganas de ordenarme sacerdote. Pero solamente para dar misa diaria en su pueblo. Cada uno tiene una misión en la vida y de elegirla, a mí me gustaría esa.
Un respetuoso saludo.

Capazorros dijo...

¿Ande se mete, Sra. Salustiana?

Anónimo dijo...

Guárdese vuesa merced de una víbora llamada Leona Catalana, que anda por ahi mofándose de vos y llamándoos de to, menos virgen

Hope dijo...

Joder!!Haaa vueeeeeltoooooooo...lo que nos faltaba,Dios!

salustiana la porquera dijo...

Con la edad que tengo y a estas alturas de mi vida bien poquito me importa lo que vayan diciendo de mi. Como bien dice el dicho, que hablen bien o mal no importa, lo que importa es que hablen de una, jajajaj. Por mi pueden decir lo que quieran que seguro sea verdad, jajajajaja
Hope, ya sabes lo que digo yo de coger los caminos, no??? Pues eso....